viernes, 28 de marzo de 2008

N de No

Este no es un poema de amor.
Esta poesía no se recita,
Se besa y se acaricia.
Estos versos no son letras combinadas,
son dibujos de mi ojo mirándote,
son bocetos de mis manos tocándote,
son caligramas que se forman
cuando el aire que tú exhalas
tropieza con mi piel estremecida.
Yo no escribo por demostrarte que te quiero,
pero es que este papel en blanco,
aún no lo sabía.
Yo no escribo porque mi vocación de poeta
así lo exija,
pero es que ahora ya no soy mujer
si no me convierto en palabra.
De todas formas,
este no es un poema de amor,
yo ya no caigo tan bajo,
yo ya no abuso de esos tópicos
tan viejos y tan gastados,
este es el amor
que ha querido ser poema,
este es un amor,
transformado en poesía.

miércoles, 19 de marzo de 2008

M de Mano

Sin tu mano no hay poesía.
Como si mis versos
surgieran cuando exprimes
mis pezones entre tus dedos.
Como si la poesía fuera el zumo
que rezuma de mi pecho
y al amamantar a nuestro hijo,
que por cierto aún no ha nacido,
le nutriéramos con poesía líquida,
le engordáramos con palabras largas
como espiritualidad o rinoceronte.
Como si la poesía requiriera
de tu rodilla para existir
y sin tu hombro yo no pudiera decir:
hay camiones en la frontera
con corazones de contrabando.
Sin tu espalda no hay poesía,
como si tu columna fuera el eje
desde donde rotan las rimas.
La poesía existe
gracias a tu cuerpo,
y si algún día te mueres,
desaparecerán todos mis poemas,
se borrará la tinta de mis libros,
como si las palabras pudieran morirse
porque tu ya no vivieras.

miércoles, 12 de marzo de 2008

A de Alma


Mi alma es sustancial,
blanda y caliente.
Se mueve como un globo
que contradice con su levedad
la ley de las manzanas cayentes.
Mi alma es suave como
el pétalo de la rosa
que sirve de marca en mi diario,
es sinuosa como tocar con los ojos cerrados
el pecho desnudo de una mujer lactante.
Mi alma cabe en un bolsillo de gabardina
pero no en uno de pantalón vaquero,
pesa más o menos lo que dos fresas
y es de color rojo daltónico.
Los días que llueve y algunos
martes de viento,
salta como el yoyo
de un niño hiperactivo,
Los días en que hay chocolate en la despensa
o en los que me dan un beso accidental
en el párpado,
habla como un niño que imita
a un caballo.
Mi alma es material,
tengo que registrarla en la oficina
de la propiedad intelectual,
mi alma sólo a veces
se vuelve transparente,
cansada de que los escépticos
la confundan con un juguete.