viernes, 18 de abril de 2008

T de Tabaco

Como si mi alma se hubiera ido
a comprar tabaco.
Como si mi alma hubiera decidido
que ya estaba harta
de mis cuatro paredes de carne.
Yo nunca pensé que iba a ser
una de esas mujeres abandonadas
con una excusa tan mundana,
y aunque lo podía esperar de un hombre,
nunca de mi alma.
Si además ella no fumaba,
cómo no pensé entonces
en cerrar todos los orificios de mi piel
para impedirle que se marchara,
por qué no me disculpé el día
que le dije que si no fuera por mí,
ella no existiría.
Como si mi alma se hubiera ido
a comprar tabaco,
así me sentí cuando la vida
me pareció una mentira.
Pero volvió,
de pronto la oí
abriendo la despensa de la cocina.
Regresó,
y de repente comprendí
que la que se había ido
era yo.