miércoles, 13 de agosto de 2008

L de Luís García Montero

Hoy me siento más poeta,
si es posible poner el más delante de un nombre,
que en este caso yo uso de adjetivo,
porque poetas que pueden decir en público que lo son,
sin que nadie les piense presuntuosos o vagos,
dicen lo mismo que diría yo
si alguien me entrevistara en el diario.

Hoy me siento más poeta,
no porque esos poetas profesionales y yo,
sepamos lo que es un tropo,
ni porque ambos escuchemos a Sabina,
ni porque llevemos siempre la Moleskine encima.
Hoy me siento más poeta
porque mis compañeros de gremio,
que por otra parte no saben que yo existo,
comparten mi misma opinión sobre la poesía:
que no es accesoria,
que no es sólo para románticos dieciochistas,
que no sirve sólo para descubrir las intimidades
de autores a los que les encanta
difundir los desgarros de su alma.

Hoy me siento más poeta,
porque si esos poetas
que merecen premios y páginas web no oficiales,
y lectores que esperan las novedades,
y editoriales que pagan por publicar sus poemas
dicen lo mismo que diría yo si alguien hoy,
me entrevistara en el diario,
entonces es porque no voy por tan mal camino
como insiste en decir mi padre
cuando me regaña diciendo
que pierdo el tiempo con las palabras,
que leer no da para comer
y que escribir tampoco da para vivir.

martes, 5 de agosto de 2008

E de Esperar

Lo que no sabe la gente que espera a Dios,
es que Dios no va a llegar.
Hay quien dice que es
porque hay muy malas conexiones ferroviarias
entre su nube y tu cueva.
Hay quien cuenta que es
porque ha salido tarde del barbero
y un santo le ha entretenido en la esquina,
o porque se ha dejado el dinero
en el bolsillo de su túnica de seda
(la de los domingos para ir a misa).
Hay quien se inventa que es
porque tiene que multiplicar el pez de su sobrina,
y limpiar a fondo los lavabos
porque hoy es martes,
y viene su madre de visita.
Pero, aparte de todos estos contratiempos,
posibles, porque Dios es muy sociable,
Dios no va a llegar por razones muy distintas.
No tienen nada que ver con su horario laboral
a tiempo completo,
ni con su manía de no ser visto,
ni con su fobia a las citas a ciegas,
ni mucho menos significa
que se haya olvidado de tu cita,
lo que pasa es que Dios no va a llegar,
porque es a ti al que espera.