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miércoles, 1 de abril de 2009

¿Sabes qué pasa cuando uno cree en sí mismo?

¿Sabes qué pasa cuando uno cree en sí mismo?
Cuando uno ya no necesita
que los otros le admiren o
piensen que formidable,
o le halaguen porque le sienta bien su nuevo vestido.
Cuando uno ya es capaz de tomar sus propias decisiones
sin esperar la aprobación del resto,
cuando uno ya no necesita
que le den palmaditas en la espalda,
aunque las agradece,
o cuando ya no depende de que la gente le recuerde
sus virtudes y le consuele en sus defectos.
¿Sabes qué pasa cuando uno cree en sí mismo?
Yo te lo voy a decir,
porque hace poco que alguien
al preguntarme sobre mi condición religiosa,
se sorprendió cuando le respondí:
Yo creo en mí.
No es eso lo que yo quería saber, me dijo,
lo que me interesa es conocer si eres creyente o agnóstica.
Precisamente, le contesté.
Cuando uno cree en sí mismo, es en Dios en quien cree,
porque como él se convierte en omnipotente,
como él ya no hay barreras que le frenen,
ni obstáculo que le desvíe,
ni ateo que consiga matarle.
Cuando uno cree en sí mismo,
ya no hace falta que nadie le rece,
porque el valor de nuestra existencia,
de nuestras ideas, de nuestras opciones,
está intrínsecamente ligado,
al que uno mismo le dé.
Porque la fuerza de nuestros proyectos,
de nuestras ilusiones
no proviene de fuera,
de un carro que nos tira,
o de un amigo que nos empuja,
sino de un motor interno que se acciona
cuando uno mismo,
me repito porque hace falta,
cree en él.

martes, 5 de agosto de 2008

E de Esperar

Lo que no sabe la gente que espera a Dios,
es que Dios no va a llegar.
Hay quien dice que es
porque hay muy malas conexiones ferroviarias
entre su nube y tu cueva.
Hay quien cuenta que es
porque ha salido tarde del barbero
y un santo le ha entretenido en la esquina,
o porque se ha dejado el dinero
en el bolsillo de su túnica de seda
(la de los domingos para ir a misa).
Hay quien se inventa que es
porque tiene que multiplicar el pez de su sobrina,
y limpiar a fondo los lavabos
porque hoy es martes,
y viene su madre de visita.
Pero, aparte de todos estos contratiempos,
posibles, porque Dios es muy sociable,
Dios no va a llegar por razones muy distintas.
No tienen nada que ver con su horario laboral
a tiempo completo,
ni con su manía de no ser visto,
ni con su fobia a las citas a ciegas,
ni mucho menos significa
que se haya olvidado de tu cita,
lo que pasa es que Dios no va a llegar,
porque es a ti al que espera.

miércoles, 23 de julio de 2008

F de Fe

Esta fe muerta que a cada rato
necesita maniobras de reanimación.
Esta fe muerta que huele a lápida,
a carne descompuesta, a idea caducada.
Esta fe muñeca de trapo
que pretende crecer con los años
pensando que corre sangre
por sus hilos de algodón.
Esta fe que a base de insistencia
aspira a vivificarse algún día,
como si yo fuera Mary Shelley
y ella una Frankenstein de ficción.
Esta fe fruta de plástico
Incomible cuando me muero de hambre.
Esta fe amante hinchable
que me da besos con sabor a aire.
Esta fe prestada
que cogí de la biblioteca.
Esta fe de papel-cartón o
Producto exagerado
de anuncio de televisión.
Esta fe sin vida
que sólo es como una mentira
que hay que estar recordando,
no me sirve cuando tengo amnesia,
cuando me quedo sin fuerzas
para mantener esta patraña.
Esta fe placebo ya no me cura
las heridas más sangrantes de mi alma.
Que el cielo me engendre sus estrellas,
que la tierra me fecunde con sus flores,
que el mar me encinte con sus mareas,
a ver si así me preño de una fe con vida
que sobreviva mi ateísmo,
a ver sí así, embarazándome del universo
alumbro una fe cosmopolita,
a ver si así doy a luz una fe que no se muera
los días llenos de tristeza y de dolores.