miércoles, 7 de octubre de 2009

Manifiesto del perro nube

Viendo a mi perro nube,
que a veces está negro
como un cumulonimbos de tormenta
y otras - muy pocas, cierto -
blanco como los cirroestratos de domingo,
me doy cuenta de que para ser feliz
sólo hace falta estar vivo.

Entiendo que no por esto
las piedras son desgraciadas,
ni el cadáver de mosquito,
asesinado a manos de las mías,
necesite ir al psiquiatra
y tomarse antidepresivos.
Antes, al contrario,
una vez muerto,
se sigue siendo feliz,
la diferencia radica,
en que no nos damos cuenta.

Bien, si sigo observando a mi perro nube,
mientras recibe señales secretas
del espacio exterior
- al menos eso creemos mi novio y yo,
porque esa es la actitud que transmite
cuando se pone de cara al sol -
entiendo que para ser feliz,
- y una vez hechas las anteriores aclaraciones -
no hay que hacer nada más que:

1- No morirse
2- No amargarse la vida

Por cierto,
que mi perro nube
- que es también del hombre tierra -
es un extraterrestre corporeizado en can
con la misión de hacerse pis
en todas calles - urbanizadas o no -
de este planeta.

PS. Le debo un poema a mi perro sal y pimienta.