Esta semana me tocó ser un poco mala. Tuve que compartir un video de Mauricio Schwarz y quien lo conoce sabe que es tan inteligente como descarado. A mi su exasperación me parece graciosa, tiene un punto de monologuista que no le resta autoridad porque son sus argumentos los que, nunca peor dicho siendo él ateo, van a misa. En cualquier caso, compartí su video porque lo encontré la mejor explicación a otro video viral: el de un señor mayor que raspaba unas manzanas y se preguntaba en un tono sospechosamente confirmatorio si las empresas o el gobierno nos estaba dando a comer veneno. Si ustedes también han visto el video y se asustaron, no teman: no estamos ante la manzana de Blancanieves sino, como mucho, ante la de Eva, que es tóxica porque transmite ignorancia.
El problema, en mi caso, surge cuando otra parte de mis contactos son vegetarianos que se sienten más inclinados a creer al señor que raspa manzanas porque critica la industria alimentaria y, de paso, le da un aire de luchador antisistema que le convierte en amigo de su causa porque es enemigo de algunos otros antagonistas comunes. Siendo yo también vegetariana me apena tener que llevarles la contraria, pero es que decidir no comer animales y apostar por una alimentación sostenible a nivel mediambiental y más justa a nivel social no anula mi capacidad de reflexión ni me convierte en una persona sin criterio en el mundo nutricional. Eso mismo debe pensar el autor de la página “Veganismo escéptico” en la que difunde la importancia de la divulgación del pensamiento científico, también o sobretodo, entre la comunidad vegana. Y es que los vegetarianos y veganos deben estar más alerta que los omnívoros en lo que se refiere a la adopción de otras cuestiones por filiación animalista, mediambiental, ética o crítica con el paradigma imperante porque de otro modo pueden acabar pervirtiendo su más que bien razonada pauta dietética con ideas que los hacen igual de imprudentes que los que comen carne. Al fin y al cabo si de lo que se trata es de decidir bien, tan malo es ser vegetariano y tragarse las mentiras de las conspiraciones como ser un omnívoro convencido de que estamos obligados a comer animales.
Pero el vídeo de la manzana no habría ganado tantos simpatizantes si no fuera porque se puede estar muy convencido de algo pero tremendamente equivocado, como apunta el psicólogo social Thomas Gilovich. El famoso test de reflexión cognitiva da cuenta de ello. Respondan sin dar muchos rodeos: 1. Un bolígrafo y un bloc cuestan 1,10 euros en total. El bolígrafo cuesta un euro más que el bloc. ¿Cuánto cuesta el bloc? 2. Si cinco máquinas tardan cinco minutos en hacer cinco aparatos, ¿cuánto tiempo tardarían cien máquinas en hacer cien aparatos? 3. En un lago hay un rodal de nenúfares. Cada día, el tamaño del rodal se dobla. Si el rodal tarda cuarenta y ocho días en cubrir todo el lago, ¿cuánto tardaría en cubrir la mitad? Las respuestas aquí la próxima semana o en mi blog esta misma tarde.
Artículo publicado en el Diari de Terrassa el 16 de enero de 2015
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