jueves, 17 de julio de 2008

C de Condena

La libertad pesa tanto como una condena.
Envidio en secreto a esos esclavos
que saben a qué pierna
se cierne su cadena.
La libertad es un fardo con herramientas
que yo no sé manejar.
Soy como el niño analfabeto
al que le regalan un libro
Sin ilustraciones.
Soy como un dios borracho de poder
y carente de objetivos,
sin planes para nuevas creaciones.
Debería haber sabido antes
de luchar contra todas
las opresiones
para qué servía esta libertad
que sólo me vale
para ahorrar en despertadores.
Cambio libre albedrío
por trabajo mal remunerado,
cambio independencia
por verano sin vacaciones.
Ayúdenme,
estoy cayendo presa
de mi propio deseo:
ya no sé qué hacer
con toda la libertad que poseo.

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