lunes, 30 de marzo de 2009

Te puedes permitir el lujo

Te puedes permitir el lujo
de prescindir de la religión.
En realidad a ti no te hace falta
espiar tus pecados a base de rosarios,
rezar para que te aprueben matemáticas
o prometerle a la virgen que subirás de rodillas
hasta la cueva en la que mora su santuario,
si te encuentra novio y te embaraza.
No vayas a preocuparte por si el cura un día te encuentra
masturbándote en pleno atasco en la M-30,
por si no te acordaste de casarte o
por si te equivocas y te santiguas
con la mano izquierda.
Puedes prescindir de la religión,
pero no de tu espíritu,
puedes prescindir de Dios,
pero no de la humanidad.
Recuerda que no por ser ateo, agnóstico,
escéptico o moderno,
tienes que matar a tu alma.
En últimas, “lo que nos impulsa a vivir,
es el amor y no la esperanza,
es la verdad y no la fe
la que nos libera”
(Compte-Sponville)
En últimas, lo que nos hace humanos
no es que enterremos a nuestros muertos,
adoremos al Sol y a la Madre Tierra
o hagamos sacrificios rituales, ofrendas florales
y templos de mármol o de piedra,
lo que nos hace humanos,
acuérdate siempre,
es la conciencia.