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lunes, 26 de agosto de 2013

Cuando el amor cura

Yo quería presumir de barriga y acceder al club de las mujeres que pasean orgullosas sus tobillos hinchados. Yo quería poner pose de embarazada a punto del desmayo, protegiendo con mi mano el nido acuático de mi bebé anfibio y hasta estaba empezando a aceptar pasarme nueve meses en la cama, colmada de las atenciones de mi marido, que ya había salido alguna noche a comprar urgentemente sopa de sobre. Yo quería subir de categoría y ser una mujer “de verdad”, de las que tienen hijos.

Pero he sido expulsada temporalmente del clan y ahora mi vientre está vacío y aunque en el espejo sigo viéndolo redondo, ya no me parece tan bonito, ni mi marido me pide poner la mano encima para susurrarle mensajes al bebé. Casi siempre le decía que aunque su madre era un poco gruñona, le iba a querer mucho, pero que en todo caso, él era más más divertido. Lo cual es cierto, como también lo es que tiene más destreza para reponerse que yo, que sigo llorando cada mañana. Normalmente desde que me despierto hasta que me tomo el desayuno, y mientras remuevo la leche de soja tratando de disolver los grumos del café instantáneo, entro en un bucle de movimiento bañado de lágrimas que podría ser diagnosticado  propio del autismo.


Es tan normal que pase, me dicen para animarme, que no debiera preocuparme en absoluto. Y sólo cuando revelo que he fracasado en mi intento de ser madre, otras se solidarizan y confiesan que antes de tener esos niños preciosos que envidio, ellas también tuvieron abortos. No me hace sentir mejor, pero me reconforta saber que se puede fallar y luego vencer como si nunca me hubieran aspirado un embrión de apenas dos centímetros mientras yo temblaba en una camilla.

En cualquier caso, debo admitir que ésta también es una de esas situaciones con lado positivo, y así suene frívolo, tiene razón - otra vez - mi marido cuando dice, casi incluso para reforzar los débiles argumentos con los que intentan consolarnos algunos interlocutores, que al menos éste es uno de los pocos problemas que tiene una solución sin contraprestaciones, y entonces lo de que “el amor todo lo cura” se convierte en una verdad literal, tanto que hacer el amor es también la única manera de hacer el hijo que pronto tendremos.

miércoles, 8 de febrero de 2012

La hija pródiga

He dado a luz a un marido:
dos años embarazada, seis meses de parto.
Pero ya estoy de vuelta, y además ahora soy vegetariana.

No sé si habrá nuevos versos,
aunque sin duda prometo muchas palabras.
En cualquier caso, no se asusten
mi afición por el chocolate sigue intacta.
Así como también sigue immaculada
mi verborrea de mujer incomprendida
- y además ahora casada!

He vuelto.
Y aunque las frases me cuesten
una alfombra un poco menos aspirada,
o incluso un mueble librería
un poco más caótico
- no ordenadas por colores las tapas -,
prometo que mi deber con la lírica,
va a ser cumplido a rajatabla.

jueves, 27 de agosto de 2009

Inteligencia fracasada

Mi inteligencia fracasada me ha hecho pensar que no soy digna del amor de un hombre si no le lavo la ropa, los platos y hasta los dientes. Mi inteligencia mal usada me ha hecho creer que no soy digna de admiración si no soy buena en la cocina y en la cama. Yo, que no soy una mujer florero espectacular, teniendo en cuenta mi humilde físico, y que cada día dudo más de mi supuesta inteligencia (atribuida, creo, por mi cara de ratón de biblioteca) pensé, qué ilusa, que sólo conseguiría ser querida si me prestaba a cualquier antojo ajeno. Qué triste confesar que desconfío de los hombres que dicen enamorarse de mí; siempre creo que me engañan, que no se han dado cuenta todavía de quién soy en realidad. Qué triste tenerme en tan bajo concepto, yo que, al menos, sé escribir algún que otro poema, regar plantas, optimizar espacios, reírme sin razón, leer y olvidarme de la cena, limpiar de virus mi ordenador, ganar apuestas tontas, distinguir cuando alguien ha llorado a escondidas y querer a quien a veces se olvida de felicitarme por mi cumpleaños.

Hecho este inventario de virtudes, me parece que ya estoy preparada para decirte que hoy, y quizás también mañana,
no voy a saltar a recoger balones al otro lado de la valla,
no voy a ofrecerme a hacer lo que tú ya puedes hacer por ti mismo,
a pedirte perdón por cosas que no controlo
y a dudar de que alguien como tú
pueda querer compartir su tiempo
con alguien como yo.

martes, 7 de julio de 2009

El valor de tu amor


El valor de tu amor reside en la libertad
de que tú quieras quererme.
Sólo ese amor va a tener sentido entre nosotros,
que no creemos en el amor por hábito,
por contagio, por imitación.
Puedo obligarte a que me digas
que me quieres,
pero no a que sientas lo que dices,
puedo obligarte a hacer el amor conmigo
con la sutilidad de la seductora
que se hace pasar por la seducida,
puedo obligarte, incluso,
a sentir dolor porque yo te quiero,
pero eso no serviría para que tú,
espontáneamente,
empezaras a quererme.
Si me empeño puedo engañarte
durante toda la vida,
decirte que el amor es esto,
que funciona a ratos,
como un ordenador,
que no somos nosotros,
que es el tiempo,
que llueve cuando debería hacer sol,
pero de qué serviría cuando yo sabría
que tu amor es de pladur,
de material de obra barato.
El valor de tu amor reside
en que tú estés dispuesto a quererme
sin que yo tenga que convencerte,
sin que yo tenga que atarte a mi cama,
ni rezarle a Dios por la noche,
ni pedirle a mi angel cada mañana.

lunes, 22 de junio de 2009

Cielo...


Cielo,
llegado el momento,
- y no me quejaré si llega
antes que tarde,
si llega más lejos que cerca
de mi casa y de mis padres,
de mi perro y de mis libros,
de mis sobrinas y de las carpetas
donde guardo mis poemas -,
cielo,
llegado el momento,
- y prometo no lamentarme,
ni culparte cuando
deba retirarme en silencio,
como si nunca hubiera existido
de este mundo que a veces
se me queda grande -,
podría, llegado ese momento
en que la muerte venga a buscarme,
podría,
no pido nada más...
¿podría morir de amor?

*Inspirado en la ária "Furtiva lagrima" de la ópera "L'elisir d'amore" de Donizetti

domingo, 21 de junio de 2009

Ámame


Ámame,
pero no me honres con la exclusiva de tu amor.
Yo no aspiro al privilegio de ostentar el monopolio
de tus palabras de cariño,
de tus abrazos de oso amoroso,
de tus miradas de afecto profundo,
o de tu atención y de tu ternura y de tus caricias.
Ámame,
pero no te olvides de amar también
a todo aquello que te rodea,
a todo aquel que te acompaña.
Ámame,
pero no pienses,
que me amas más
por amar menos a otros.
Ámame,
pero no me dejes sola en tu corazón.


sábado, 23 de mayo de 2009

El lunes a las seis de la mañana

El lunes a las seis de la mañana
empiezo a trabajar.
Cuando me llamaron
para avisarme de que
estaba entre las últimas candidatas
aptas para el puesto de trabajo
casi salto de alegría.
Pues no, no es que vaya a cobrar
un sueldo de escándalo,
ni que el trabajo sea con famosos,
tomando el sol mientras me bebo un Cacaolat en la terraza.
Lo que pensé es que a partir de ahora
ya no iba a poder dudar
de mi capacidad para ser una mujer
que se mantiene.
Ahora que se ha demostrado
que puedo valerme por mí misma
y de que lo único que necesitaba
era creer un poco más en mí,
¡Prepárate Mundo,
Que YA estoy AQUÍ!
Pero, a parte de toda esta alegría
que apenas sabe si salir
vía sonora con risas o
vía líquida con lágrimas,
hay algunas cosas que todavía
no he solucionado.
Mi salario, por ejemplo.
1000 euros
me dan para mucho.
Yo que ya tengo ordenador portátil,
ropa, libros y montones de zapatos.
Yo que ya tengo un armario lleno de bolsos,
collares, pashminas y cinturones.
Yo que lo único que necesito son más caricias,
a mí, que lo único que me hace falta son más abrazos,
¿en qué voy a gastarme todo ese dinero
si lo único que quiero
es lo único que no puedo comprar?

lunes, 4 de mayo de 2009

Un poco


No te preocupes por si todavía eres tacaño,
o por si lo son contigo
los que te quieren:
un poco de amor da para mucho.

viernes, 3 de abril de 2009

Hagámoslo

Hagámoslo.
Aunque la gente nos critique,
por la cara y por la espalda.
Aunque nos veten la entrada
en algunas discotecas,
y nos retiren el DNI
el pasaporte, la tarjeta VIP
y el carné de socio en el gimnasio.
Hagámoslo.
así nuestros padres
nos deshereden
y mi perro renuncie
a dormir conmigo en mi cuarto.
Así nos cueste más
que nos concedan entrevistas de trabajo,
que nos presten libros en la biblioteca
y que nos vendan detergente
para prendas delicadas
en el supermercado.
Seamos felices,
amemos, vivamos,
riámonos sin razón.
Inventémonos chistes malos,
consideremos los árboles
una oración,
recémosles a los pájaros.
Hagámoslo,
convirtámonos en seres humanos.

lunes, 30 de marzo de 2009

Te puedes permitir el lujo

Te puedes permitir el lujo
de prescindir de la religión.
En realidad a ti no te hace falta
espiar tus pecados a base de rosarios,
rezar para que te aprueben matemáticas
o prometerle a la virgen que subirás de rodillas
hasta la cueva en la que mora su santuario,
si te encuentra novio y te embaraza.
No vayas a preocuparte por si el cura un día te encuentra
masturbándote en pleno atasco en la M-30,
por si no te acordaste de casarte o
por si te equivocas y te santiguas
con la mano izquierda.
Puedes prescindir de la religión,
pero no de tu espíritu,
puedes prescindir de Dios,
pero no de la humanidad.
Recuerda que no por ser ateo, agnóstico,
escéptico o moderno,
tienes que matar a tu alma.
En últimas, “lo que nos impulsa a vivir,
es el amor y no la esperanza,
es la verdad y no la fe
la que nos libera”
(Compte-Sponville)
En últimas, lo que nos hace humanos
no es que enterremos a nuestros muertos,
adoremos al Sol y a la Madre Tierra
o hagamos sacrificios rituales, ofrendas florales
y templos de mármol o de piedra,
lo que nos hace humanos,
acuérdate siempre,
es la conciencia.

lunes, 23 de marzo de 2009

No me educaron para amar

No me educaron para amar.
Fui una niña prodigio en la lectura,
se me dio bien escribir y hasta disfruto,
aprendí a ser la primera de la clase,
también en matemáticas.
Clasifiqué mi ropa por colores,
ordené mis libros por tamaño,
y siempre hice la cama
con las sabanas estiradas y la colcha bien doblada.
No me educaron para amar.
Siempre pensé que bastaba con tener razón
y ser inteligente,
que en realidad la gente es mala,
que sólo mi familia me quiere.
Me enfadé muchas veces
y me volví huraña,
nunca me enamoré sin sentir
que igual estaba siendo irresponsable,
y hasta me parece que mi imagen
de lo que representa ser una buena persona,
no es más que la de ser una buena hija,
una buena portadora de la estirpe de mi padre.
Creo, con pesar,
que fui educada para ser una mujer
temida, admirada,
puede que por los más valientes,
hasta para ser amada,
pero, creo, con lágrimas en los ojos,
que no fui educada para besar o abrazar,
acariciar o mostrar cariño.
Desgraciadamente a mí
no me han enseñado a amar
como te enseñaron a ti.
Si es verdad que nunca es tarde,
entonces todavía estoy a tiempo,
busco profesor a tiempo completo,
necesito ponerme al día,
hacer clases de repaso
y hasta intensivas,
tan sólo quiero aprender a querer,
sin condiciones,
sin excepciones,
tan sólo quiero aprender a amar,
así sea de forma autodidacta.

viernes, 13 de marzo de 2009

La necesidad vital

El amante despechado no llora por los besos
que ya nunca más le van a dar.
La mujer abandonada no se pudre de dolor
por los abrazos que ya no le esperan
después del trabajo,
por las palabras que ya no la consuelan
en sus días más funestos,
por las miradas que ya no la ven
como una diosa hermosa,
como un ángel con sexo,
o como musa
y obra de arte al mismo tiempo.
El amante desamparado
no se estremece de pena
porque ya nadie le acaricie el pelo,
ni le arrulle en sus noches sin orgasmo,
ni le ponga nombres infantiles, absurdos
y hasta irrisorios.
No,
ni el hombre ni la mujer
a los que descartaron,
de los que prescindieron,
sufren y adolecen por el amor que ya no les ofrecen…
No,
el hombre y la mujer,
a los que rechazaron,
de los que se apartaron,
sufren y adolecen por el amor
que embozado y atascado,
guardado a presión en su corazón,
a punto de estallar por la tensión,
echa de menos a alguien
a quien colmar de besos,
estrujar con abrazos,
erizar la piel con caricias,
y emocionar con poemas.
El deseo de que te amen
no es nada comparado
con la vital necesidad
de amar.

miércoles, 4 de marzo de 2009

Me he enamorado

Me he enamorado muchas veces
durante todos estos meses.
Algunas en el metro,
de camino a alguna conferencia
sobre el color del mar en invierno;
otras en el parque,
mientras sentada en un banco,
distraída con una nube,
ladraba algún perro.
Me he enamorado muchas veces
durante todos estos meses,
así a priori, yo diría
que éste es mi récord.
Está aquel día que en la carnicería
decidí volverme vegetariana,
y el día que en la frutería
decidí comer solo pasteles.
Luego, está esa noche en que la luna
no dejaba de seguirme a dónde fuera,
o esa tarde lluviosa
en que me mojé dentro de casa
porque me metí en la ducha.
Definitivamente,
no hace falta que siga,
la lista es ya muy extensa.
Sólo me falta un detalle,
me he enamorado muchas,
muchísimas veces estos últimos meses
y todas de ti.

martes, 17 de febrero de 2009

Yo no sabía...

Yo no sabía que uno podía
morirse dos veces.
Ahora que de nuevo muerta,
estoy arrancándome
estos clavos oxidados de las manos,
esta corona de espinas
que ha dejado mi cráneo agujereado,
esta lanza envenenada con vinagre
y que me escuece el corazón.
Ahora que de nuevo moribunda
me dispongo a resucitar
y a convertir la madera de mi cruz
en un columpio con el que jugar,
no puedo echarme atrás
y ponerme a dormir en la tumba.
Cuesta resucitar,
es difícil insuflarse vida 
cuando me he muerto tanto 
que he visto gusanos anidando en mi mano.
Yo no sabía que uno podia
morirse dos veces,
pero qué mas da,
tampoco sabía
que siempre se puede resucitar.

viernes, 23 de enero de 2009

Diario de alguien que podría ser yo III

Cuando se está enamorado las palabras fluyen solas, y hasta los analfabetos son capaces de escribir poemas que luego no van a saber leer. Cuando se está deprimido, en cambio, las palabras se enquistan en lugares tan desagradables como la rodilla, la barbilla o el más doloroso, la garganta, y entonces mi blog de poesía desfallece, y lo único que me consuela es saber que releer lo escrito es, en cierto modo, reescribirlo.

De todos modos, no hay porque alarmarse, y es que cuando se empieza a borrar más de lo que se escribe, el neófito se atormenta y declara: he perdido mi don; mientras que el maduro y experimentado literato se alegra y exclama: ahora estoy empezando a escribir sólo lo que vale la pena ser dicho.

martes, 13 de enero de 2009

Diario de alguien que podría ser yo I

Si la DGT supiera que a mí se me ocurren poemas mientras conduzco, probablemente me quitaría algunos puntos del carné. No sé cuánto penaliza inspirarse mientras voy por la autopista y me entran ganas de escribir, y puesto que nunca lo hago, más que nada porque no tengo el cuaderno a mano, siempre llego a mi destino intentando acordarme de esa frase genial que iba a ser un poema. 

Si la DGT supiera que yo me inspiro mientras cambio de marcha, seguramente me prohibiría como poeta alegando que apologizo por la conducción irresponsable. Tengo una teoría sobre el porqué de esa inspiración repentina: el estar concentrando tus sentidos en la carretera hace que la parte creativa pueda salir a flote, como si al tener ocupada la mente con cosas concretas, la parte abstracta pudiera empezar a funcionar sin miedo a que el hemisferio represor de mi cabeza vaya a censurar sus ideas. 

El caso es que también me inspiro sin tener que estar al volante, y si dijera cuándo, se corroboraría mi teoría. Aún no estoy segura de si prefiero demostrar que tengo razón o de si prefiero quedarme callada para salvaguardar mi intimidad de la curiosidad de la gente, a veces tanta sinceridad nos vuelve insignificantemente humanos y para un escritor puede que esa no sea la mejor manera de mantener el interés de los lectores. Lo digo porque parece que si uno enseña todas sus cartas, si uno nunca guarda un as bajo la manga, ya no puede seguir siendo alguien a quien te atraiga conocer. Es como si de repente el otro descubriera que eres tan vulgar como él y entonces se disipara todo el encanto. 

De todas formas, para que la gente no vaya a pensar que yo me inspiro mientras estoy en el baño, quiero aclarar que yo me inspiro mientras hago el amor. Puede que no esté bien a los ojos de mi pareja, comparar la conducción con el orgasmo, yo sólo digo que en ambos momentos uno está inmerso en la situación, como si no existiera en el mundo más que piel o carretera.

Si la inspiración me invade en estos dos momentos tan precisos, sólo es porque el segurata que monta guardia en la puerta de entrada de mi mente -el que sólo deja pasar las ideas con traje y corbata- se distrae porque pasa un Ferrari o una rubia con minifalda.

viernes, 25 de julio de 2008

P de Palabras

No me digas nunca más que me quieres
si no piensas hacer algo
con todo ese amor que me tienes.
No me digas nunca más que me echas de menos,
si no vas a hacer algo
para que nos encontremos.
No vengas a abrazarme,
diciéndome que querrías fusionarte,
no vengas a adularme
diciéndome que soy la mujer de tu vida,
ni vengas a engatusarme
con tus largos besos de despedida.
Si tus palabras fueran algo más que sonidos,
ni un huracán podría llevárselas.
¿Qué hubiera sido de mi,
si hubiera sido sorda?
Ruégale a Dios
no enmudecer nunca,
tú, que sólo sabes amar con la boca.

jueves, 3 de julio de 2008

A de Anti

No hay nada más en contra del amor
que los poemas, que las canciones,
que los libros y que las películas
de amor.
No hay nada que atente más
contra el amor para la libertad
que esos tópicos románticos
que se anuncian como si fueran productos
que todo el mundo debiera comprar.
Olvídense de la antología de Pablo Neruda,
olvídense de Becquer, de Bon Jovi.
Olvídense de Ben Harper, de Frank Sinatra,
y puestos a añadir, olvídense de los Rolling.
Que nadie nos haga creer que amar
implica morirse o matar,
que nadie nos convenza de que no amamos
si no lloramos,
de que no amamos si no sufrimos.
Puede que este sea un antipoema,
y muchos me acusen de ser una poeta desalmada,
de ser una mujer sin corazón.
No me importa ser la mala que diga
que hay muy poco
de ese título que ostentan
todas las manifestaciones
que dicen ser “de amor”.

viernes, 28 de marzo de 2008

N de No

Este no es un poema de amor.
Esta poesía no se recita,
Se besa y se acaricia.
Estos versos no son letras combinadas,
son dibujos de mi ojo mirándote,
son bocetos de mis manos tocándote,
son caligramas que se forman
cuando el aire que tú exhalas
tropieza con mi piel estremecida.
Yo no escribo por demostrarte que te quiero,
pero es que este papel en blanco,
aún no lo sabía.
Yo no escribo porque mi vocación de poeta
así lo exija,
pero es que ahora ya no soy mujer
si no me convierto en palabra.
De todas formas,
este no es un poema de amor,
yo ya no caigo tan bajo,
yo ya no abuso de esos tópicos
tan viejos y tan gastados,
este es el amor
que ha querido ser poema,
este es un amor,
transformado en poesía.

miércoles, 19 de marzo de 2008

M de Mano

Sin tu mano no hay poesía.
Como si mis versos
surgieran cuando exprimes
mis pezones entre tus dedos.
Como si la poesía fuera el zumo
que rezuma de mi pecho
y al amamantar a nuestro hijo,
que por cierto aún no ha nacido,
le nutriéramos con poesía líquida,
le engordáramos con palabras largas
como espiritualidad o rinoceronte.
Como si la poesía requiriera
de tu rodilla para existir
y sin tu hombro yo no pudiera decir:
hay camiones en la frontera
con corazones de contrabando.
Sin tu espalda no hay poesía,
como si tu columna fuera el eje
desde donde rotan las rimas.
La poesía existe
gracias a tu cuerpo,
y si algún día te mueres,
desaparecerán todos mis poemas,
se borrará la tinta de mis libros,
como si las palabras pudieran morirse
porque tu ya no vivieras.