Temblad biólogos del planeta,
temblad naturalistas, botánicos,
guardabosques, jardineros.
He descubierto una especie animal
con raíces en el cielo.
Temblad anatomistas,
temblad fisiólogos, médicos,
curanderos, matasanos.
He descubierto
un hombre con el alma tangible
enclavada entre el hígado y el riñón,
una mujer con el corazón en la uña
del dedo meñique del pie.
Ah, el ser humano es todavía
tierra virgen para el explorador,
nadie sabía que tenía raíces invisibles
que lo nutren desde el cielo,
nadie sabía que el hombre tenía
una víscera espiritual,
que la mujer poseía
tan someramente el corazón.
Habrá que rectificar todas las enciclopedias,
todos los tratados de somatología,
habrá que difundir en los telediarios
que el ser humano
tiene raíces en el cielo
que le permiten volar a ras de suelo.
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