La señora de la sombrilla de al lado tiene teletexto en su móvil. Así se lo ha dicho a su amiga que quiere saber el número premiado de “los ciegos”: “eso te lo miro yo en el teletexto del móvil, Concha”. Ha sacado el teléfono de la inmensa bolsa de playa y le ha cantado la combinación: veintiocho-cero-ocho-siete. En todo ese rato yo he tratado de atisbar el misterioso telé-fono/visión; he girado la cabeza tanto como me ha permitido la anatomía humana -lástima, en estos momentos, no ser un búho- pero el reflejo del sol no me ha dejado distinguir si, efectivamente, había cuatro cuadrados de colores fosforescentes (rojo-verde-amarillo-cian) dividiendo la pantalla.
He apostado con mi marido a que la mujer es una especie de anti-daltónica, impulsora del fenómeno fan de los unicornios, que en todo ve ya un halo arco iris. Él, erre que erre, que la señora es una X-Woman venida a menos y que los potentes rayos de energía que antiguamente emitía por los ojos se han deteriorado a causa de unas enormes cataratas.
En fin, si alguien más conoce a la señora con el teletexto en el móvil, por favor, hagan RT, necesitamos encontrarla para resolver quién le hace el masaje en los pies al otro. Agradecemos, igualmente, cualquier otra aportación y si la búsqueda no resulta fructífera, daríamos por válido el resultado que sume más adhesiones: marque con su mando a distancia el 101 si vota por la opción de la yaya promotora de los caballos cornudos con el pelo policromo, o el 102 si apuesta por la anciana cegata que en otros tiempos fulminaba las empalagosas moscas del verano con una mirada.