miércoles, 15 de febrero de 2012

Palabras mágicas para niños I

El monstruo de debajo de mi cama
ha decidido irse a buscar suerte
a la habitación de algún niño menos valiente:
conmigo ya no tenía nada que hacer,
sus sustos solo me provocaban
sonoras carcajadas.

Desde que no tengo miedo
la oscuridad del pasillo
no me impide ir a beber agua en plena noche,
ni veo siluetas peligrosas cuando el mueble del televisor,
la planta junto al sofá y la lámpara del comedor
se unen para formar sombras extrañas.

Desde que no tengo miedo
ni las nanas amenazadoras
con cocos hambrientos,
ni las leyendas urbanas
con hombres del saco
les sirven a mis padres de argumento
para que duerma, coma, me bañe
o me vista sólo para ir al colegio.
Estoy por decirles que no es bueno
que intenten convencerme a base de miedo.
Funciono mejor a cambio de besos,
abrazos, cinco minutos más de parque
o chocolate y caramelos.

Desde que no tengo miedo
he dejado de tener pesadillas
con los exámenes de matemáticas
y hasta creo que me atrevería
a tocar el perro gigante y ruidoso
del vecino de abajo.

Tenía razón mi abuela cuando me dijo
que en la vida no habría nada que el coraje,
la confianza, la paciencia y el esfuerzo
no pudieran ayudarme a vencer.

Por si acaso voy a escribirlo y a colgarlo
en la pared de mi cuarto,
pues me parece que es algo que se tiende a olvidar
a medida que crecemos.
Sólo así entiendo que haya adultos que todavía
encuentren tantas excusas para no realizar sus sueños.